jueves, 21 de marzo de 2013

Bacterias en la carne


En principio, es necesario comentar que la carne contiene alrededor de cinco millones de bacterias en putrefacción por gramo.

Cada trozo de carne que nos llevamos a la boca, está lleno de microorganismos vivos iguales a los encontrados en una rata muerta. Por otro lado, las bacterias de la carne son de la misma clase a las de la basura y en muchas carnes son más numerosas que en algunos excrementos. Todas las carnes sin excepción alguna, son infectadas con los gérmenes del excremento del animal en el proceso de la matanza, lo cual incrementa en gran número la cantidad de bacterias en putrefacción, mismas que al ser almacenadas por mucho tiempo se reproducen en cantidades impactantes.

Cabe mencionar que cuando una persona va a comprar carne, no le venden la de los animales recién sacrificados, ya que la carne está dura, le venden la que ya tiene más semanas almacenada, pues es más suave. Esto se debe  a que la carne del animal que acaban de matar aun no está lo suficientemente podrida, lo que ocurre al almacenarla por un par de semanas. Las carnes más suaves, las que sirven en los mejores restaurantes, son las que tienen más tiempo almacenadas y por consiguiente las que contienen un mayor número de bacterias en putrefacción.

Los caldos de carne, considerados erróneamente tan nutritivos, están formados por un conjunto de tóxicos de muy escaso valor alimenticio, por no ser otra cosa que un jugo de desechos del animal (orina, sudor, excremento… etc.).

Los estudios señalan que la carne contiene una gran cantidad de venenos, de los cuales los principales son:

Cadaverina: Surge cuando el animal es sacrificado y por lógica se convierte en un cadáver.
Putresina: Se da cuando el animal entra en estado de descomposición.

En conclusión, consumir naturaleza muerta, significa ingerir una cantidad enorme de venenos, pues la carne no es más que un trozo de cadáver lleno de bacterias, que en vez de hacernos algún bien, lo único que nos causa es enfermedad.


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